Uno
de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es
el de la globalización de la indiferencia”, ha explicado el Papa. “La
indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para
los cristianos. (…) El mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta
a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él”. Resumimos a
continuación las ideas principales del texto en sus tres pasajes para “no ser
indiferentes”:
“Si un
miembro sufre, todos sufren con él” (1 Co 12,26) – La Iglesia
1. “El cristiano es aquel
que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de
Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres”.
2. “La Cuaresma es un
tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él.
Esto sucede cuando recibimos la Eucaristía, donde nos convertimos en lo que
recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia”.
3. “La Iglesia es communio
sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es
comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos
sus dones”.
“¿Dónde está tu hermano?” (Gn 4,9) – Las parroquias
y las comunidades
4. “La Iglesia terrenal
está llamada a unirse a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia
terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega
ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos
parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia”.
5. “También nosotros
participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos
participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación”.
6. “Toda comunidad
cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la
sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza
es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a
todos los hombres”.
7. “Que los lugares en los
que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras
comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la
indiferencia”.
“Fortalezcan sus corazones” (St 5,8) – La
persona creyente
8. “Debemos orar en la
comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la
oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que
se celebre en toda la Iglesia los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta
necesidad de la oración”.
9. “Podemos ayudar con
gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas,
gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un
tiempo propicio para mostrar interés por el otro”.
10.“El sufrimiento del
otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me
recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos”.
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