Vamos a aprender en este post
alguna cosa sobre la mandorla mística. En primer lugar, vamos a hacer repaso de
italiano. ¿Qué significa mandorla en italiano? Pues almendra. Ma un altro
giorno mangieremo le mandorle. Porque hoy vamos a hablar de su significado más
artístico. Y es que, en efecto, en arte la mandorla mística se representa con
forma de almendra. Con ella, los escultores del románico daban el debido
protagonismo a la Virgen, a los santos (en menor medida) y sobre todo, la mayoría
de las veces, a Cristo en Majestad o Pantocrátor. La mandorla era el marco en
que se encuadraban para que los fieles, en su mayoría analfabetos,
comprendieran de una manera muy visual la importancia de los retratados.
Además, y esto es lo más importante, de este modo se ponía de relieve la
inmaterialidad, la ingravidez de los representados. Es también una forma de
luz, una radiación sobrenatural emanada de las figuras divinas. Y esta idea
está directamente vinculada con las palabras del mismo Cristo en el Evangelio: Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12).
De este modo se ponía en conexión
las ideas de misticismo y de esfera celeste.
La primera referencia a una luz
protectora se encuentra en el Antiguo Testamento, pues Yahvé le asegura a
Abraham que le protegerá con una aureola que actuará como escudo. Pero su
origen como representación artística lo encontramos en los clípeos romanos. Y
es que éstos eran, efectivamente, escudos dentro de los cuales los escultores
hacían los retratos en relieve de los fallecidos, ya que en un gran número
podemos encontrarlos en sarcófagos. Con el paso de los siglos, este marco se
fue estilizando hasta adquirir la forma de mandorla tal y como la conocemos.
Aunque nosotros tenemos más acceso al arte románico, debemos saber que esta
manifestación es también muy empleada en el arte bizantino.
La podemos encontrar en ábsides,
como el precioso y famosísimo fresco del ábside de San Clemente de Tahull, pero
lo más habitual es hallarla en los relieves de los tímpanos de las portadas. ¿Por
qué en las portadas? Pues porque éstas son, en definitiva, la representación
máxima del cambio de ámbito, por lo que se debe subrayar el paso que supone
atravesar ese umbral: del mundo terrenal se pasaba al mundo celestial de la
Iglesia.
Desde el punto de vista meramente
formal, la representación de Cristo es, la mayoría de las veces, sentado en el
Trono y en posición frontal. En el espacio que queda entre Cristo y los límites
de la mandorla queda un vacío que a menudo se adorna con el alfa y la omega, el
principio y el fin.
Y fin. Pronto volveremos con otro
post sobre arte sacro. ¡Se aceptan sugerencias!
Autor del articulo
D. Guillermo Sancho
Autor del articulo
D. Guillermo Sancho
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