Conocemos
diferentes tipos de mandorlas, realizadas en varios momentos y lugares por
artistas, generalmente anónimos, que han ilustrado y llenado de belleza,
tímpanos y absides que hoy son admiradas y valoradas.

La hemos
podido contemplar en diferentes lugares y publicaciones y se tiene la
sensación, según se mire, de que la doble figura, está quieta, o puede parecer
que viene del fondo...... ¿De dónde vienes, Señor? Tus pies te delatan, tus
manos también. Los pequeños triángulos rojos son las marcas que te han quedado
al ser desclavado. Y nos has acogido. Porque, ¿quién es ese que llevas sobre
tus hombros?, puedo ser yo o pueden ser otros. Tu mano derecha agarra las manos
caídas, vacía o doloridas, de ese personaje innominado, tu mano izquierda, esos
pies, que, ¿cuántos caminos y vericuetos no habrá pisado? Quizá como oveja
descarriada, quizá como vagabundo, pero ahí, en ti bien apoyado, vuestras
miradas se han encontrado. Parece que Tú miras con sus ojos y el extraño con
los tuyos. Y en la boca un corazón, el suyo o ¿el tuyo?, el suyo para
agradecerte tanta bondad derramada en su persona. O el tuyo, porque con tanto
amor y misericordia tu corazón se lo diste primero.
Y así se
cierra la realidad y la mandorla.
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