Vigilia Pascual

Oh, Dios, que iluminas esta noche santa con la gloria de la Resurrección del Señor, aviva en tu Iglesia el espíritu filial para que, renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos plenamente a tu servicio.
El Jesucristo humano, el que lloró y sufrió, el que bebió hasta el fin el cáliz de la amargura, ahora, resucitado y glorioso, nos invita a beber el cáliz de la salvación.
Vivimos una noche llena de amor y alimentados de la alegría lo festejamos al igual que el domingo de Resurrección. Aquí dejamos una pequeña muestra de lo aconteció. 



Jesús resucitado, humilde amor, pusiste en mí tu sello, tu semilla, que no se desperdicie, en crecimiento, y estás resucitado en mí, tu Espíritu, tu Palabra y las llagas tan abiertas.

Ya no hay lugar para la soledad. Cristo es es Pastor bello que nos acompaña.
Ya no hay lugar para el desamor. Cristo es el Amor resucitado y derramado.
Ya no hay lugar para la muerte. Cristo es vida victoriosa.





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