
Fue sorprendente ver la adoración de
la Virgen de la Unión, se nos habló de ellos en Rumania, en China, en el Congo…
La diferencia no existe si verdaderamente
seguimos a Jesús, al Maestro siendo verdaderos discípulos suyos con la ayuda
del Espíritu Santo.

Todos somos acogidos “amados por
Dios” y es nuestra pobre humanidad siempre queriendo destacar y ser las mejores
las más santas.
Cuando bueno solo es Dios y Santo es
el Señor y nosotros debemos ser dóciles al Espíritu para que el Señor sea en
nosotros y así podremos amar con el corazón de Jesús.
Porque El será en nosotros y nosotros seremos uno en El con el Padre.
Y así podremos disfrutar del reino
de Dios para cada uno de nosotros.
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