Recuerdo de Torreciudad


En la “Hoja Parroquial” de marzo de 2008 que ha caído en mis manos, leo esta noticia: “El Pilar, Torreciudad, Lourdes, y Montserrat. Cuatro Santuarios trazan una Ruta Mariana”. A continuación habla de estos cuatro santuarios como los más importantes del Pirineo Central en un radio de unos 300 Km. Constituyéndose en la “Asociación Ruta Mariana”, cuya iniciativa  tiene como objetivo poner en alza estos importantes centros de peregrinación.
Lo que fue noticia hace 11 años, me hizo  recordar la visita que hice con unos amigos a uno de esos cuatro santuarios, Torreciudad. Fue a principios de agosto en un día espléndido lleno de luz y agradables paisajes.
Hacía algunos años que había estado en este santuario y volver a entrar en él y ver la imagen de la Virgen,  me hizo sentir una gran emoción. No es de extrañar que la Madre produzca estos sentimientos. Ella, trono de Sabiduría, sedente  con el Niño Jesús en su regazo, nos lo presenta como invitándonos a hacer lo que Él nos diga.
La imagen es una talla románica que fue entronizada en 1085 en la ermita situada en plena naturaleza y muy cerca de una torre de vigilancia de la época árabe: Turris Civitatis, torre de la ciudad, de ahí su nombre, Torreciudad.
Durante más de 10 siglos las gentes han ido, y siguen yendo, a pedir, a la Virgen su ayuda, su consuelo, su protección y a darle gracias por los favores recibidos. Una de tantas familias que acudieron a dar gracias, fueron los padres de José María, un niño de dos años que acudieron a la ermita a dar gracias a la Virgen por la curación de una grave enfermedad que había padecido su hijo. Este niño, San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, fue el que más tarde, lograría llevar a cabo la construcción del emblemático santuario mariano como otra inmensa acción de gracias a la Virgen María.

Hoy los fieles continúan visitándola en Torreciudad, lugar de intercesión, agradecimiento y peregrinación. Lugar en el que la Virgen sigue derramando sus favores. Lugar de fe, espiritualidad y paz en un entorno natural de gran serenidad y belleza.                         


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