Feliz Pascua

 GANAS DE VIVIR

Cristo ha resucitado y vive para siempre. La fe pascual tiene que iluminar y transformar toda nuestra vida. También los afectos y deseos. Por ello debe traducirse en unas ganas profundas de vivir.

Cuando trabajaba con discapacitados, recuerdo una charla que daban los monitores y decían: “aquí todos somos iguales”. Y yo pensaba: “efectivamente todos somos personas y aunque unas sean más guapas y otras más listas, todas son dignas de ser queridas, de dar y recibir”, y pensamientos similares se me ocurrían. Pero uno de los que daba la charla afirmó con fuerza: “aquí todos somos iguales porque todos tenemos ganas de vivir”. ¡Qué hermoso ser iguales por esto!

Todo esto unido a un ambiente familiar de aprecio, de acogida, de qué bien se está aquí con todos vosotros, hace que la fe pascual encuentre un lugar idóneo para ser vivida con ganas. Por ello la comunidad cristiana como familia es el lugar eclesial para vivir la Pascua. 

Las ganas de vivir tienen que ser algo que nazca de nuestro amor y esperanza por la fe pascual. Los cristianos debemos dar testimonio de saber aguantar los sinsabores, pero también de saber disfrutar de los placeres y bienes naturales.  En definitiva, saber vivir la vida porque vivimos de la fe y somos salvados en esperanza. 

Si Dios nos tiene aquí es siempre por algo o para alguien. Las ganas de vivir se mezclan con las ganas de anunciar a Jesús, de llevarlo a los demás, de permanecer en su amor. Que esta Pascua nos haga ser una comunidad familiar y misionera.





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