¡¡ ALELUYA !! a nacido el Salvador



Me encontraba yo hilando, como todas las tardes,
cuando tu madre entró.
Un hornillo de barro, unas tinajas,
la artesa para el pan.
No había más ajuar en mi morada humilde.
La vi tan fatigada del camino
que le ofrecí un rincón donde tomar reposo,
y conversar tranquilas, como hiciéramos siempre.
Al instante sentí cómo mi centro,
grávido de ternura, se inundaba de gozo.
Sabía que habitabas para siempre
el seno y el espíritu de aquella hermosa joven,
amante del misterio y lo sencillo.
Llenó todo el portal una extraña fragancia,
como a preciada mirra.
Habría de cumplirse la promesa.
(María Pilar Martínez Barca
Flor de agua)

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