Con la fiesta del bautismo del Señor
terminamos el tiempo de Navidad. Jesús, ya como un hombre
adulto, se acerca al río Jordán para recibir el bautismo de Juan, y allí, el
Padre manifiesta públicamente que Jesús es su Hijo amado. Nosotros
también hemos sido bautizados en el nombre del Señor y hemos sido llamados a
permanecer en su amor viviendo como verdaderos hijos.
Jesús
es el redentor del hombre. Él es el siervo elegido de Dios que promueve el bien
y la justicia desde la entraña misma de una humanidad doliente. Con la fuerza del Espíritu Santo pasará haciendo
el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios está con él.
Es su Hijo, el amado, el predilecto.
Oración
Renovando la gracia del Bautismo,
queremos renovar también nuestro compromiso.
Fortalece, Señor, nuestra fe
para que siempre vivamos unidos a ti,
sostén nuestra esperanza, para que nunca dudemos de ti,
acrecienta nuestra caridad,
para que tu amor sea también y para siempre amor al prójimo.
Que nuestra condición de hijos no sea una rutina,
ni una costumbre el amor a los hermanos.
Que cada día, cada instante,
recordemos con gozo que somos tus hijos
y saltemos de alegría de tenerte y quererte como Padre.
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