VI Domingo del tiempo ordinario


Ambientación inicial

Sed bienvenidos a la celebración de la vida y de la acción de gracias. Los cristianos tenemos la suerte de contar con la fe. Por eso vivimos llenos de confianza en Dios que da sentido a todo lo que nos rodea, aunque no siempre acertemos a comprenderlo.

Monición a las lecturas

Las leyes de Israel obligaban a los leprosos a vivir en la marginación. En el evangelio vemos cómo se acercan a Jesús, lo hacen porque saben que Él no rechaza a nadie. Jesús se sitúa más allá de la Ley y acoge a toda persona, aunque la sociedad la deje de lado. Descubramos este mensaje.    

       Lectura del libro del Levítico (13,1-2.44-46):

El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡Impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»
Salmo
Sal 31,1-2.5.11

R/.
 Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios (10,31–11,1):

Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,40-45):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.» 
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.


Peticiones

1.    Por la Iglesia, por todos los cristianos, por los sacerdotes y los obispos para que vivamos dándonos a los demás. Oremos.

2.    Por los que lo están pasando mal. Que encuentren en Jesús y en los cristianos la palabra y el gesto sanador y salvador que necesitan. Oremos.

3.    Para que los que carecen de alimentos, de  educación, de salud y de Dios estén siempre en nuestras oraciones y se solucionen todas las pobrezas. Oremos.

4.    Por nuestros dirigentes y políticos, para que el Señor nueva sus corazones con un sentimiento de trabajo y entrega a sus pueblos. Oremos.

5.    Por nuestra sociedad. Que seamos capaces de reconocer los errores, y se pueda avanzar por el camino del diálogo y el perdón. Oremos.

Oración final

Sin ti, Jesús, no podemos hacer nada.
Porque Tú eres nuestra energía y nuestra brisa.
Nuestra sangre y nuestra savia.
Tú eres agua viva, fuente perenne,
tú eres hoguera viva, fuego transformante,
tú eres pan vivo, vino nuevo que enamora,
tú eres aliento vivo, vida que respiramos.
Sin ti nuestra vida, se seca, somos un montón de paja.

¡Danos tu vida, Señor!

Avisos
 Anuncio del comienzo de la Cuaresma con la celebración del miércoles de ceniza, día de ayuno y abstinencia. Eucaristía a las 19:00.


 Anuncio del vía crucis, los viernes a las 18:30.

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