El Papa Francisco, en la vigilia de
oración en el Campus Misericordiae, de Cracovia, invitaba los jóvenes, y con
ellos a todos nosotros, "a dejar huella, nuestra huella en la
historia".
Ya sabemos lo que es una huella, pero a
nosotros, a lo largo del curso pasado, y próximos a comenzar uno nuevo, podemos
preguntarnos: ¿hemos dejado huella en la parroquia y en el trabajo pastoral de
la misma?.
La importante tarea ha ido trascurriendo
por sus cauces normales. Sacerdotes, laicos y religiosas, se han volcado en tan
ilusio nantes apostolados como la catequesis de preparación para la primera
comunión, o para la confirmación de jóvenes, así como la preparación de
actividades para los niños de poscomunión. El cuidado de la liturgia y la
decoración del templo, adecuada a los diferentes tiempos litúrgicos. La
atención a los enfermos a los mayores y a los necesitados, en Cáritas. La
participación en la lectura orante de la Biblia. El grupo orante de la
parroquia (GOA), y el de las mañanas de los miércoles, este año con el Plan
Diocesano de Pastoral, junto a las plegarias de todos los fieles, han ayudado a
la comunidad parroquial desde la oración. Otros grupos como el de formación de
catequistas, prebautismo, novios y rastrillo, han configurado la labor
parroquial.
Y dentro de ésta, han tenido lugar dos
hechos relevantes, el final del Año de la Vida Consagrada y el comienzo del Año
de la Misericordia, acontecimientos que han estado muy presentes en la vida de
la parroquia.
Es de notar el interés de nuestro
párroco, Segio Pérez, por despedir el Año de la Vida Consagrada con una
celebración especial de acción de gracias, única parroquia en la que tuvo lugar
y a la que pudieron asistir diferentes miembros de la vida religiosa.
También el Año de la Misericordia ha
estado muy presente en nuestra comunidad a través de las catequesis, las
charlas cuaresmales y la liturgia, además de haber sido nombrado Sergio
misionero de la misericordia.
Él, junto a José Manuel, nuestro
vicario, han sabido infundir ánimo y espíritu de misericordia a la comunidad,
que últimamente se ha sentido sorprendida por el nuevo destino de Sergio.
Después de un año de dejar su huella en
la Presentación de la Virgen, es Dios quien lo llama a dejar huella en otro
lugar. Y él, como sacerdote, podrá decir: "Déjame, Señor poner sobre tus
huellas, mis pies".
La parroquia le agradece todo lo bueno
que ha hecho por nosotros, a la vez que le prometemos nuestra oración. Que la
Madre y el Maestro le acompañen.
0 comentarios: