Amoris
Laetitia
Es la segunda exhortación del papa
Francisco que recoge los aportes de los dos sínodos sobre la familia celebrados
en el año 2014 y 2015. En el documento el papa agrega ciertas consideraciones
con el fin de ofrecer aliento, estímulo y ayuda a las familias en su entrega y
en sus dificultades, así como orientar en la pastoral familiar.
Francisco es
el papa de la alegría. Después de su primera exhortación, ‘Evangelii gaudium’
(‘La alegría del evangelio’), nos presenta la alegría del amor, una realidad
que se vive en las familias: Francisco señala que “a pesar de las numerosas
señales de crisis del matrimonio, el deseo de familia permanece vivo y esto
motiva a la Iglesia”.
Por un lado,
el papa dirige esta exhortación a las familias cristianas para que valoren los
dones del matrimonio y de la familia y vivan un amor fuerte y lleno de generosidad,
compromiso, fidelidad y paciencia. En segundo lugar, procura alentar a todos
para que sean signos de misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no
se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo.
El documento
El documento
Amoris
Laetitia consta de nueve capítulos y 325 puntos, nada más y nada menos, una
obra extensa en la que el papa considera la situación actual de las familias en
orden a mantener los pies en la tierra, como él mismo señala.
El primer
capítulo titulado ‘A la luz de la palabra’ recorre, como su propio nombre
indica, la Sagrada Escritura para mostrar que la Biblia desde el Génesis hasta
el Apocalipsis está poblada de familias, de historias de amor y de crisis
familiares. El Génesis, por ejemplo, nos presenta la fecundidad de la pareja
humana, varón y mujer, como la imagen viva y eficaz de Dios creador.
Después pasa
a los hijos. El salmista en el Antiguo Testamento proclama que si los padres
son como los fundamentos de la casa, los hijos son como las piedras vivas de la
familia. El Apocalipsis pinta una escena: “Estoy a la puerta llamando: si
alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.” Esto alude a la iglesia
doméstica en la que puede transformarse una familia. La familia también es sede
de la catequesis de los hijos. El salmista exalta el anuncio familiar de la fe:
“Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, no lo
ocultaremos a sus hijos, lo contaremos a la futura generación”.
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