
Queridos amigos
Un afectuoso saludo y felicidades, de verdad, por estos
25 años, y ya casi 50 de andadura parroquial.
Lo primero, presentarme .Soy Ernesto, vengo de la
parroquia del Buen Pastor, en la que he sido párroco durante 14 años, y si bien
mi ocupación principal va a ser la teología y la gestión y la dirección de los
centros teológicos de nuestra Diócesis, me incorporo a esta comunidad como
colaborador parroquial. Gracias, de verdad y de corazón, por vuestra acogida.
Me siento bendecido y regalado por poder compartir fe y vida con vosotros.


Nuestra parroquia tiene forma de abrazo: Abrazo
para acercar a la gente, para crear fraternidad [¡cuántos encuentros ha
provocado la parroquia! ¡Cuánta vida compartida!], abrazo para acercar a los
hombres a Dios, abrazo primero de Dios para acercarse a los hombres…
Nuestra parroquia tiene forma de abrazo porque está
llamada a estar, como dice el lema del Seminario, cuyo día celebramos hoy, cerca
de Dios y cerca de los hombres, conscientes de que cuanto más cerca
estamos de Dios, más cerca estamos de los hombres y más cerca estamos los unos
de los otros; cuanto más cerca estamos de los hombres, más cerca estamos de
Dios.
Juan Pablo II, al que tenemos en el mural que nos
preside, decía que la parroquia era la Iglesia que vive entre la gente, entre
las calles de sus hijos. Juan XXIII, el papa bueno, empleó otra imagen, también
preciosa, para hablar de la parroquia: la
fuente de la aldea, donde todos acuden a saciar su sed, a encontrarse, a
beber juntos… Esta imagen empalma
genialmente con el evangelio que hemos escuchado. La gente tiene sed, tenemos sed, de buenas noticias, de esperanza,
de un gesto de ternura, de la experiencia de comunidad, de sentido, de
felicidad… del Evangelio, de Dios.

Pero, mirando al futuro, y en el momento en el que nos
toca vivir, la parroquia no debe ser solo fuente donde la gente acuda. Hemos de ser también aguadores, que
salgan a las periferias del dolor, para hacernos presentes allí donde se juega
la vida [fijaos cómo los proyectos
pastorales de esta parroquia, desde ese primer dotar de servicios básicos
al barrio, o desde aquella NIP, siempre han hablado de comunidad misionera,
evangelizadora, corresponsable, comprometida, acogedora y fraterna, sensible
ante los pobres y marginados…].
Por eso, hoy es día para
recordar (sabiendo que recordar no significa otra cosa que
volver a traer al corazón) y agradecer rostros, nombres, momentos… que han ido haciendo comunidad
parroquial, que se han gastado y desgastado por el Evangelio… A mí se me
ocurren ya algunos, empezando por pastores de esta comunidad… Vicente, Juan,
Miguel, Ángel, Sergios… las Hermanas de
Jesús Maestro (los ángeles del barrio), la memoria de la Hna. Teresa- , la
residencia Sta. Teresa, la gente de los grupos… (Y no cito más nombres y más
realidades porque como conozco poquitos no quiero dejarme nada ni nadie importante, pero vosotros sí los recordáis…
luego al final tendremos tiempo de hacer memoria agradecida.
Pero también es
tiempo de mirar hacia adelante, de avanzar, de situarnos en esa dinámica de
conversión pastoral y misionera que nos pide el Papa y nuestra Iglesia de
Zaragoza, de afrontar nuevos retos, sin miedos, de mirar hacia adelante, de ser
Iglesia en salida, de puertas abiertas, madre de corazón abierto, hospital de
campaña.
María fue
presentada a Dios nuestro Padre en
el templo para estar cerca de Dios y de los hombres. Allí conoció a José, cuya
fiesta hoy celebramos, y con Jesús formaron esa gran familia, la sagrada
familia, primer seminario (oremos por las vocaciones). Que María presente al
Padre a esta comunidad parroquial, esta gran familia de la Presentación, que
nos cuide y nos ayude a seguir siendo fieles al Evangelio de su Hijo Jesús. Felicidades.
0 comentarios: