Como ya os contamos el domingo 19 celebramos nuestro 25
aniversario en éste Templo y ¿Qué mejor ocasión para que nuestro ya nuevo amigo
Ernesto Brotóns Tena lo presentáramos como un miembro más de nuestra Parroquia
y de pasó nos hiciera la homilía. Tan encantados nos quedamos que con alguna de
las fotografías que hicimos, nos lo ha dejado para que todos nosotros la leamos
y tener un buen recuerdo de su comienzo.
Queridos amigos
Un afectuoso saludo y felicidades, de verdad, por estos
25 años, y ya casi 50 de andadura parroquial.
Lo primero, presentarme .Soy Ernesto, vengo de la
parroquia del Buen Pastor, en la que he sido párroco durante 14 años, y si bien
mi ocupación principal va a ser la teología y la gestión y la dirección de los
centros teológicos de nuestra Diócesis, me incorporo a esta comunidad como
colaborador parroquial. Gracias, de verdad y de corazón, por vuestra acogida.
Me siento bendecido y regalado por poder compartir fe y vida con vosotros.
Hace 25 años, D. Elías, entonces arzobispo de Zaragoza,
junto con nuestros queridos Ángel Moros y Miguel Peña, consagraban este templo.
Suponía un paso anhelado y crucial para aquella pequeña y sencilla comunidad,
pero muy viva, creciente, que llevaba ya casi 25 años caminando y creciendo en
la antigua Bozada.
De un pequeño templo se
pasaba a todo un complejo parroquial que, quizá como hermosa parábola, de lo que la parroquia estaba siendo y
quería ser, tiene forma de abrazo… de
esos abrazos que te abarcan de verdad. No en vano, uno de los slogans repetidos
cuanto este templo era sólo un proyecto era: Queremos un templo con
corazón. Así llegó el gesto de la Primera Piedra de una parroquia que, desde sus orígenes
había querido estar abierta al barrio en actitud de servicio. La convocatoria a
todo el Barrio fue clara y directa: Toma un canto rodado, escribe los datos
de tu familia y tus deseos y todos juntos los depositaremos en el cimiento.
Nuestra parroquia tiene forma de abrazo: Abrazo
para acercar a la gente, para crear fraternidad [¡cuántos encuentros ha
provocado la parroquia! ¡Cuánta vida compartida!], abrazo para acercar a los
hombres a Dios, abrazo primero de Dios para acercarse a los hombres…
Nuestra parroquia tiene forma de abrazo porque está
llamada a estar, como dice el lema del Seminario, cuyo día celebramos hoy, cerca
de Dios y cerca de los hombres, conscientes de que cuanto más cerca
estamos de Dios, más cerca estamos de los hombres y más cerca estamos los unos
de los otros; cuanto más cerca estamos de los hombres, más cerca estamos de
Dios.
Juan Pablo II, al que tenemos en el mural que nos
preside, decía que la parroquia era la Iglesia que vive entre la gente, entre
las calles de sus hijos. Juan XXIII, el papa bueno, empleó otra imagen, también
preciosa, para hablar de la parroquia: la
fuente de la aldea, donde todos acuden a saciar su sed, a encontrarse, a
beber juntos… Esta imagen empalma
genialmente con el evangelio que hemos escuchado. La gente tiene sed, tenemos sed, de buenas noticias, de esperanza,
de un gesto de ternura, de la experiencia de comunidad, de sentido, de
felicidad… del Evangelio, de Dios.
La
parroquia ha sido y debe seguir siendo esta fuente, acogedora, a la que
todos pueden acudir, sin exclusión, con su vida a cuestas, que reparte el agua
de vida que brota del manantial que es Cristo Jesús y que es capaz de llenar la
vida de quienes se acercan. Lo sabemos
bien, quien bebe de esta agua se siente lleno de vida. La vida no es lo mismo
con Jesús que sin Jesús.
Pero, mirando al futuro, y en el momento en el que nos
toca vivir, la parroquia no debe ser solo fuente donde la gente acuda. Hemos de ser también aguadores, que
salgan a las periferias del dolor, para hacernos presentes allí donde se juega
la vida [fijaos cómo los proyectos
pastorales de esta parroquia, desde ese primer dotar de servicios básicos
al barrio, o desde aquella NIP, siempre han hablado de comunidad misionera,
evangelizadora, corresponsable, comprometida, acogedora y fraterna, sensible
ante los pobres y marginados…].
Por eso, hoy es día para
recordar (sabiendo que recordar no significa otra cosa que
volver a traer al corazón) y agradecer rostros, nombres, momentos… que han ido haciendo comunidad
parroquial, que se han gastado y desgastado por el Evangelio… A mí se me
ocurren ya algunos, empezando por pastores de esta comunidad… Vicente, Juan,
Miguel, Ángel, Sergios… las Hermanas de
Jesús Maestro (los ángeles del barrio), la memoria de la Hna. Teresa- , la
residencia Sta. Teresa, la gente de los grupos… (Y no cito más nombres y más
realidades porque como conozco poquitos no quiero dejarme nada ni nadie importante, pero vosotros sí los recordáis…
luego al final tendremos tiempo de hacer memoria agradecida.
Pero también es
tiempo de mirar hacia adelante, de avanzar, de situarnos en esa dinámica de
conversión pastoral y misionera que nos pide el Papa y nuestra Iglesia de
Zaragoza, de afrontar nuevos retos, sin miedos, de mirar hacia adelante, de ser
Iglesia en salida, de puertas abiertas, madre de corazón abierto, hospital de
campaña.
María fue
presentada a Dios nuestro Padre en
el templo para estar cerca de Dios y de los hombres. Allí conoció a José, cuya
fiesta hoy celebramos, y con Jesús formaron esa gran familia, la sagrada
familia, primer seminario (oremos por las vocaciones). Que María presente al
Padre a esta comunidad parroquial, esta gran familia de la Presentación, que
nos cuide y nos ayude a seguir siendo fieles al Evangelio de su Hijo Jesús. Felicidades.
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