Entre otras muchas, una de las necesidades
de nuestros misioneros es disponer de medicamentos. En muchos lugares, los
medicamentos no están al alcance de la gente, bien porque no pueden pagarlos o,
sencillamente, porque no los hay.
El Movimiento Familiar Cristiano de
Zaragoza ( M.F.C.), tomando conciencia de estas carencias, lleva a cabo, desde
hace bastantes años, un modesto proyecto, consistente en el envío de medicinas
a una misión en Perú.
Allá por el año 1987, era Consiliario de
Juventud del M.F.C., D. Jesús Moliné, Sacerdote de Zaragoza, y ese año, marchó misionero, junto a otro
sacerdote, para regentar la Parroquia de Ntra. Sra.
de Fátima, en la ciudad de Piura (Perú), unos 1000 Km . al norte de Lima.
En la actualidad, ambos son Obispos y están jubilados. Esta
Parroquia atendía unas barriadas marginales o caseríos en los alrededores de la
ciudad, situadas en la zona media del río Piura, con una población joven de
unas 20.000 personas, con alto porcentaje de población infantil, carente de las
necesidades más elementales: chozas de adobe, o de tablas y chapas, con techos
de esteras, suelo de arena, sin luz, ni alcantarillado, ni agua potable, …Por
la mañana, muy temprano, antes que calentase el sol, los niños tenían que ir a
por agua, cargando barriles en un burro, a unas balsas a varios km.. Y esa agua, había que hervirla
por no ser potable, y aún así, se infectaban frecuentemente de parásitos
intestinales y otras enfermedades.

Construyeron unas Postas Médicas en algunos
de los poblados, en las que un joven médico de la Universidad de Piura,
el Dr. Gerardo Castillo, pasaba consulta
periódicamente, atendiendo a la población más vulnerable, mujeres, niños y
ancianos.
¿Y cuál era el problema? Pues que aquellas
personas no podían comprar las medicinas necesarias, por razones obvias. D. Jesús
se puso en contacto con nosotros, que habíamos trabajado con él en la Juventud del M.F.C., y
nos pidió que enviásemos medicamentos. Reunimos al grupo de jóvenes y nos
pusimos a recogerlos y a enviarlos, primero una caja, luego más, y así hasta
hoy, que hacemos varios envíos al año, Naturalmente, estos medicamentos se
distribuyen gratuitamente.

Y lo más triste es, que esa situación es
prácticamente igual a día de hoy, las mismas chabolas, las mismas pobres
gentes, que siguen necesitando de nuestra ayuda, que por pequeña que pueda
parecer, para ellos es ¡¡invalorable!!
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