El día 8 del pasado mes de marzo, como
todos recordamos, se celebró el Día Internacional de la Mujer. Al margen de
manifestaciones, apariciones y comentarios en redes sociales y medios de
comunicación, me viene a la memoria el Boletín de la Fundación Pontificia,
Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Dicho Boletín, desde su
sencillez nos muestra la labor de unas pocas mujeres, "mujeres
extraordinarias", cómo lleva por título la publicación. Las cuatro
religiosas que aparecen en él nos ofrecen sus testimonios.
Son una pequeña
representación de las "más de 660.000 mujeres que dan su vida a Dios, en
la oración y la entrega a los demás" según ACN.

Desde Sierra
Leona la Hna. Mary Colum dice que cuando las Misioneras Clarisas del Santísimo
Sacramento llegaron a Lunsar en 1960, las cosas cambiaron, porque "la
escuela era para hombres, no para niñas".

Hna. Sania Jriej
de Siria, da su testimonio como religiosa del Sagrado Corazón de Jesús. Ella
dirige una escuela para niños con discapacidad mental en Siria, un país tan
golpeado por la guerra y donde afirma que tienen "que ayudar a reparar no
solo la destrucción externa sino también el daño dentro de los corazones de las
personas. Con nuestro servicio y el apoyo en Dios tratamos de que la gente
recupere la esperanza".
En Perú, la Hna.
Mari Graciana de las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima se dedica a acompañar
a personas en situaciones difíciles. Ella y las hermanas tienen que viajar
muchas horas para llevarles felicidad y esperanza. En la región montañosa no
hay ningún sacerdote. Con un permiso especial del Papa celebran el sacramento
del matrimonio, del bautismo y distribuyen la Comunión. "La vida de la
gente en las montañas es muy dura. Por eso estamos aquí" asegura la
hermana.

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