Alentados por un futuro.
En uno de los capítulos anteriores hablaba de los "felices ochenta" y comenté diversos aspectos que vitalizaron la Parroquia en esa década. Hoy me refiero a ese aspecto más callado pero mucho más fecundo. Es la acción del Espíritu, su presencia viva, la fuerza transformadora que mueve el corazón de los fieles. Es la acción de Dios que como "pequeña semilla" da vigor y fecundidad al trabajo apostólico.
Socialmente la Parroquia vive momentos de euforia.
+ El Salón parroquial se nos queda pequeño para las celebraciones litúrgicas y los sacramentos.
+ El número de fieles va creciendo, nos falta espacio para la catequesis y actividades con los niños.
+ El barrio sigue creciendo con los nuevos bloques. La Parroquia abre sus brazos con un "servicio de acogida" a los nuevos vecinos.
+ La dimensión social de la fe se siente en la oración, en la atención y cercanía a los más necesitados.
Se vive una fe contagiosa, fraternal, abierta y gozosa. El comentario es habitual: "Esto me gusta", "parece una familia grande", "contad con nosotros".
NECESITAMOS UN TEMPLO NUEVO
Este comentario se hace clamor. Se va creando una gran esperanza. El Arzobispado, siempre cercano a nuestra Parroquia, se pone en marcha y en una acción conjunta con Cáritas Diocesana plantean al Ayuntamiento la necesidad de una permuta. El Arzobispado ofrece al Ayuntamiento la Residencia de la tercera Edad en la C/ Cartagena a cambio de que el Ayuntamiento nos permute un solar para la nueva Residencia. Es justo destacar la acción de Cáritas defendiendo los derechos de los más débiles. El resultado será esplendido para la Comunidad Cristiana. Muy pronto lo veremos.
Miguel Peña
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