Teresa, andariega y fundadora



Rincón de Teresa Vl.

 El gesto infantil de ir, con su hermano Rodrigo, a tierra de moros para dar la vida por Cristo, nos presenta a una mujer intrépida y valiente capaz de grandes aventuras. En numerosas ocasiones Teresa habla de “allegar almas a Cristo” como respuesta a los desastres de Lutero en la Iglesia europea. Así expresa su intenso espíritu misionero que repetirá siempre a sus hijas: ¡Obras, obras quiere el Señor!.

Cuando ingresa en el Monasterio de la Encarnación se encuentra con una comunidad excesiva, mas de cien monjas, con diferencias sociales entre ellas, abiertas al trato habitual de amigos y admiradores. Es un tiempo de mediocridad espiritual que le produce una seria crisis, así lo dice ella;”Ni yo gozaba de Dios ni traía contento con el mundo”.
Pronto siente una voz interior que se impone. ¿Por qué no fundar un convento pequeño?
“Me mandó mucho su Majestad que lo procurase con todas mis fuerzas”. Ella sueña con una comunidad pequeña, solo trece, las quiere en clausura total, fundadas en la oración y el la mortificación. Un conventito austero y alegre, propio de enamoradas de Cristo.

Comienza la etapa más fecunda de su vida como escritora y fundadora. En 1.562 inaugura el Carmelo reformado de S. José en Ávila: Recorre toda Castilla y Andalucía sembrando nuevos conventos: Medina del Campo, Valladolid, Toledo, hasta Burgos que fue el último en 1.582.

Desde su experiencia de fe Teresa nos ofrece este reto:
. Los cristianos estamos siempre “en camino” al encuentro con Cristo y los hermanos.

. Es posible una trepidante actividad; entre arrieros, carromatos, y muchas veces    enferma, con una oración mística, en permanente diálogo con Cristo, su amado.
 ¡Todo un programa de vida! Ella nos acompaña.  Hasta pronto.



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